Tienen dos años y viven en la localidad bonaerense de Capilla del Señor. Fueron transplantados hace cuatro meses. Ya pueden jugar, golpearse y cuando se cumpla un año van a poder vacunarse e ir al jardín.


Milo y Jano fueron recibidos la semana pasada con globos por los habitantes de ciudad bonaerense de Capilla del Señor, donde residen y a la que regresaron después de haber protagonizado un largo proceso para recibir el primer trasplante de médula ósea en gemelos con una misma donante no relacionada.

«¡Mirá hijo, mirá mi amor, los están recibiendo a ustedes!», se le escucha decir con la voz quebrada a la mamá de los pequeños, Belén Varela, en el video que filmaron con su marido Nicolás Méndez durante la recorrida en auto, precedidos por la autobomba de bomberos de la ciudad, que les abría paso con el ulular de su sirena. En enero del año pasado, cuando tras seis meses de angustiosa espera apareció una donante compatible, todos sabían que el camino a la sanación sería duro pero no imaginaban cuánto.

Nadie podía prever entonces que a las sesiones de quimioterapia, las infecciones inoportunas y las complicaciones esperables para estas intervenciones, se sumarían las limitaciones de una pandemia y el desafío de sobreponerse a las pérdidas materiales totales por el incendio de su casa mientras estaban internados en el Hospital Garrahan, de la Ciudad de Buenos Aires.

Los niños nacieron con el sindrome de Wiskott Aldrich, una rara enfermedad genética que afecta a uno de cada millón de varones nacidos vivos, y cuya única cura conocida es el trasplante de células hematopoyéticas (CPH o células madre), comúnmente llamado «de médula ósea», sin el cual las chances de sobrevida son muy bajas a partir de los 15 años. Se trata de una enfermedad que deprime el sistema inmunológico, lo que provoca infecciones recurrentes, y también disminuye de modo drástico el número de plaquetas en sangre, lo que dificulta la coagulación y favorece las hemorragias.

Por tratarse de dos niños genéticamente idénticos, los hermanos recibieron la médula de la misma persona, un hecho inédito, según resaltó en su momento a Télam la Sociedad Argentina de Trasplante. La donante no es familiar de los gemelos y fue hallada a partir de una búsqueda en el registro de donantes voluntarios de CPH, en enero del año pasado, y los especialistas del Garrahan les dieron fecha de trasplante para el 1 de mayo.

Esos médicos decidieron entonces que el trasplante «había que hacerlo sí o sí» y cuanto antes. Al final, Jano tuvo su trasplante el 28 de agosto y Milo el 8 de septiembre. La recuperación fue lenta y con altibajos, pero a fines de octubre finalmente llegó el alta que les permitía dejar la sala de internación que fue su casa durante 6 meses. Transcurridos los 100 días del trasplante, el viernes 22 de enero finalmente se produjo el alta ambulatorio (el alta médica definitiva se produce al año del trasplante) con la extracción de los respectivos catéteres.

Fuente: Télam

Por Choco

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